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Writer's pictureEduardo Sasso

La Manzana Permitida: El Deseo Erótico y el Amor de Dios

Updated: Oct 19

En algún momento, nuestros abuelos y abuelas nos contaron su versión de una historia de una supuesta manzana supuestamente prohibida. Y según esa versión de esa historia, un tal Adán y una tal Eva vivieron hace miles de años inocentes en un tal jardín... hasta que se atrevieron al primer mordisco. Y de ahí en adelante, ¡castigados por mal portados!

Según abuelito y abuelita, a ese tal Adán y a esa tal Eva los consumió el morbo y la pasión, y la aventura (supuestamente sexual) les salió cara: de una, expulsados de la gramilla VIP del jardín en el Edén.

Muchos en nuestra sociedad de hoy, por su puesto, nos vemos tentados a reirnos a más no poder de esa historia. La percibimos como un gran oscurantismo, tachándola de anticuada y pasada de moda.

"¿Cómo que el sexo es malo?"

"¿En qué siglo vive usted?"

"¿Va a seguir con el machismo y el patriarcado?"

"¡Póngase al corte con Bad Bunny y Karol G!"

Y las burlas y las risas nos dejan con algunas preguntas: ¿Qué tan cierta será esa versión de la historia? ¿Y hasta qué punto a nuestros abuelos se las transmitieron a través de un teléfono chocho —y algo distorsionado—?

Como veremos, esta versión tan común de la historia de Adán y Eva es en gran parte una caricatura que no le rinde homenaje a la sutileza literaria, cultural, ni teológica del Libro del Génesis —ni a los mil y un frutos que desde siempre han sido permitidos—.

arte primitivo de adán y eva

Adan y Eva: ¿Quiénes Eran y Qué Hicieron?

Importante aclarar de buenas a primeras que el Génesis es un libro que no debe leerse con mentalidad científica ni periodística. Esto así porque es un libro antiguo que no busca responder preguntas científicas contemporáneas. Tampoco se trata de un artículo del New York Times.

El Génesis no se enfoca en 'cómo llegamos acá' (una pregunta moderna), sino en resumir muchas palabras con muy pocas imágenes: 'quiénes sómos', 'cuál es nuestro rol en la vida', 'en el mundo de quién estamos'.

Contiene, por eso, historias poéticas y metaforas de sabiduría sagrada; historias que muchos las desacreditan como rudimentarias, o infantiles, o hasta machistas, pero que en realidad son pinceladas maestras que invitan a examinar nuestros orígenes y nuestro lugar en un mundo que no es creación nuestra.

Además, como veremos, nada en los primeros tres capítulos indica que la salida del Edén haya estado arraigada en el comportamiento sexual de Adán y Eva —a quienes el narrador del Génesis pinta como los representantes simbólicos (y desnudos) de la raza humana—. (El texto del Génesis tampoco habla de una manzana.)

Se nos dice, más bien, que el Altísimo invitó a Adán y a Eva a un jardín exhuberante, colmado de todo tipo de árboles que Dios mismo hacía crecer; árboles "placenteros a la vista y buenos para comer" (Gen 2:8), incluyendo el Árbol de la Vida homenajeado en el centro del jardín (2:9). Un lugar de belleza, abundancia, y plenitud.

Y el Eterno los comisionó a multiplicarse (1:28, 2:4; un acto sexual), y también a ser protagonistas con libertad en una aventura compartida: Dependería de los terrícolas desempacar el potencial del Edén y extender su exhuberancia hacia los confines de la Tierra.

Nombres Simbólicos

De ahí sus nombres simbólicos. Por un lado, 'Eva' la madre de todos los vivientes (hawwa, en hebreo, está ligado al verbo haya, "vivir"). Por su lado, adam, es el representante de los terrícolas llamado a cuidar y preservar el jardín y la adamah. (Adamah es la palabra en hebreo para el 'suelo', la capa superior de la tierra de la cual depende la agricultura.)

Además, linguísticamente adam también es un sustantivo colectivo que se refiere a toda la humanidad. Y en hebreo conota de manera poética una relación de dependencia entre los seres humanos, formados del suelo, y el suelo mismo... Adam formado de la adamah, la humanidad del humus, los terrícolas de la tierra.

Con tales pinceladas literarias, el Libro del Génesis nos presenta así a Adam y a Hawwa (Adán y Eva), los representantes icónicos de toda la raza humana —y, en buena medida también, los encargados de proseguir con la aventura de la vida—. Adam y Hawwa se ven así invitados a participar en un gran drama cósmico que los llama a servir y cuidar el jardín, a preservar el suelo, y a propagar la vida... en principio.

El Veneno Escondido en la Voz del Bicharrejo

No fue hasta después de obedecer otra voz que se les volvió ardua la experiencia y pesada la tarea. Nos dice el narrador con pinceladas poéticas que cada día el Altísimo visitaba a sus criaturas, en el ocaso de la tarde. Presumimos que para cultivar su amistad, para hablar de la colecta de los frutos no-prohibidos, para sentarse a la mesa y simplemente dialogar. (¿Será mucho asumir que a Dios le encanta chuparse los dedos y entablar conversación?)


Pero todo lo distorsionó el veneno escondido en la voz de un bicharrejo, "la criatura más astuta del terreno" (3:1) —y la más mentirosa—.

Por un lado, la serpiente les desvió la mirada de los mil y un árboles permitidos. Por otro, el bicharrejo distorsionó y exajeró sin asco la única prohibición del Altísimo. Puso palabras falsas en su boca, haciéndolo ver como un Dios avaro, malévolo, obsesionado, celoso, opresivo.

De ahí que a Dios no oyeron, ni su advertencia obedecieron, ni sus bendiciones disfrutaron. Fuera de agradecer la abundancia, el ácido oculto en la voz de la serpiente los tentó con tener sabiduría divina como los dioses.

—Lo prohibido siempresss más entretenido.

Encorbatado y perfumado, con mentiras dulces, los sedujo el bicho raro. Se sentían inofensivas; tan sutiles que parecían verdad:

—Dios no esss bueno. Dios no sabe.

Al Parecer Tenía Razón la Serpiente

Y, hasta donde lograron ver, el bicharrejo tenía razón. La experiencia del momento apuntaba a que el Altísimo había mentido: nadie se murió después del primer mordisco —ni del segundo—.

—¿Vieron qué mentirossso y qué jetón?

No los mató el árbol del conocimiento del bien y del mal. No de manera inmediata. La gratificación les llegó rapidito en FedEx al pegar el mordisco instantáneo usando Apple Pay.

El subibaja del universo y la danza energética del kosmos parecieron continuar su curso como si nada. Todavía había atardeceres radiantes de rojo, todavía había noches plateadas de luna llena maquilladas de azul.

—Buena viiibra

Hacer Mala Fama y Echarse a Dormir

La fiesta les duró un rato. Sin duda. Fueron la goma y la resaca que les llegaron después. Si la voz del bicho raro les prometió alcanzar la cima del Olimpo, el pie de página del contrato les escondió las consecuencias.

«Disfruten hoy, paguen despuésss». La serpiente los entretuvo con una mano, pero los engañó con la otra.

—¿Dios? Nooo… Sean ustedesss sus propios diosesss. Decidan ustedes mismos. Inventen sus propios estándares. Sean 100% libresss. Vivan sin referencia a la supuesta sabiduría prohibida de ese viejo avaro; de ese hediondo y amargado. Saquen esa Visa, porque la vida es ahora...


Sembrando dudas, la serpiente hizo así mala fama y se echó a dormir. Y el resto es historia. Gradualmente, el despotismo, la injusticia y el exilio reemplazaron la armonía y la vida en abundancia. La amarga mala yerba se entrometió así en el jardín de mil delicias.

El mago ilusorio embarrialó la cosa, queriéndole poner punto final a la plenitud superabundante a la cual el Altísimo había invitado a los terrícolas. El único fruto prohibido sí tenía nombre y apellidos: 'Rebeldía'. Era el fruto favorito del bicharrejo. Y su pasatiempo también: enamorar a los terrícolas con la verdad a medias de ser sabios viviendo independientes de la Fuente de Vida, su Creador.

¿Por Qué Hemos Igualado Sexo con Pecado?

Esta es una pregunta enorme con muchas aristas y con toda una historia detrás. Aquí sólo podemos resumir lo que ha tomado siglos de siglos en cuajarse...

Muchas variaciones del cristianismo a lo largo de sus casi 2.000 años han denigrado la sexualidad, y esto en buena parte por la influencia del pensamiento gnóstico y neoplatónico en la Edad Antigua.

El gnosticismo y el neoplatonismo eran, a grosso modo, filosofías orientales que afirmaban que el mundo material era, en última instancia, insignificante, malo, corrupto. El resultado: lo corporal y lo carnal tenían que evitarse o rechazarse.

Los gnósticos veían el mundo material como algo creado por una deidad inferior —y malévola—. Para ellos, la salvación consistía en escapar del mundo material y de todos sus placeres (corruptos, según ellos).

Más bien, las corrientes gnósticas y neoplatónicas afirmaban que la cúspide del éxito se alcanzaba a través de la iluminación meramente ‘mental’ y ‘espiritual’. Eso requería a su vez despojarse, ignorar, o dejar atrás los impulsos del cuerpo. El neoplatonismo separaba así lo 'espiritual' de lo 'material', homenajeando lo primero y desprecinado y luchando contra lo segundo.

(Esta negatividad, por su parte, contrasta de manera radical con la insistencia repetida del narrador del Génesis en recalcar como el Creador Eterno declaró siete veces que todo en el mundo material es "bueno" y "muy bueno". Y contrasta también con la declaración alarmante del cuarto evangelio respecto a que el Verbo de Dios "se hizo carne"... lo que el cristianismo llama la "encarnación".)

Un Matrimonio Dispar (y Problemático)

De manera casi inevitable, cuando la fe cristiana se esparció por el Mediterráneo en la Antiguedad, estas creencias neoplatónicas llegaron a entremezclarse y casarse con las primeras variaciones del cristianismo emergente. Y la fusión llegó a afectar a teólogos, pensadores, y fieles religiosos católicos y protestantes por igual; desde Tertuliano en el siglo II y Agustín en el siglo IV, pasando por los puritanos en el XVII y los evangélicos británicos en siglo XIX, y llegando hasta gran parte de los cristianos neocalvinistas en el siglo XX y más allá.

El primer teólogo latino/romano, Tertuliano, desde mediados del siglo II habló del vicium originis (el vicio original) y lo igualó con la sexualidad. Antes de su conversión al cristianismo, Tertuliano tuvo una vida plena (y una vida sexual plena también). Pero luego reaccionó con revulsión mórbida a su vida pasada, descalificando el sexo a favor de la abstinencia y el celibato.

El teólogo Orígenes de Alejandría, por su parte, se hizo castrar en el siglo III, convencido de que estaba siendo fiel al llamado de Jesús de "hacerse eunuco por la causa del reino de los cielos" (Mat 19:12). 'Eunucos' (εὐνοῦχοι en griego) se refería a los hombres que escogen abstenerse del matrimonio por alguna causa superior; pero Orígenes se lo tomó en literal y se hizo remover los testículos. Pobre.)

Por su parte, Agustín de Hipona llegó a afirmar que el supuesto 'pecado original' había contaminado de manera depravada a toda la raza humana. Y que tal infección se transmitía a través del semen, comenzando desde Adán y Eva y llegando hasta Cantinflas y Lady Gaga. Refiriéndose a sus deseos juveniles, en el Libro II de sus Confesiones Agustín declaró:

En algún momento en la adolecencia me estaba quemando por encontrar satisfacción en placeres infernales. Corrí salvajemente en la selva sombría de aventuras eróticas . . . los impulsos efervescentes de la pubertad nublaron y oscurecieron mi corazón de modo que no podría ver la diferencia entre la serenidad del amor y la oscuridad de la lujuria.

Reaccionando de forma abrupta y en sobre medida contra su vida pasada, Agustín llegó a encasillar todo el deseo erótico que experimentó como jóven dentro de la misma gaveta, viéndolo como "locura sensual" y tachándolo como algo "vicioso", "desordenado", y "digno de la ira de Dios" (II, 1-6). La reacción desmedida eventualmente lo llevó a una vida de contemplación, conviertiéndose en monje y dejando atrás a su esposa. (Se ahorró por lo menos algunos dolores de cabeza.)

En Consecuencia

Tales percepciones (distorsionadas por el gnosticismo y neoplatonismo) de Tertuliano, Orígenes, Jerónimo y Agustín condujeron poco a poco, y de alguna u otra manera, a que las iglesias en occidente satanizaran el cuerpo, 'la carne', e inclusive el coito mismo. El pesimismo radical de estos teólogos respecto al deseo sexual proyectó una sombra pesada —y hasta cruel y mórbida— que llegó a marcar durante siglos de siglos la actitud de las iglesias, y de sus fieles, hacia el erotismo y hacia el sexo mismo. Sexo, pudor, y lágrimas. Y culpa y culpabilidad antes, durante y después del acto.

Llevaron también a la racionalización del cristianismo, y a lo que el filósofo canadiense Charles Taylor cataloga como la "ex-carnación" (en contraste con la "en-carnación" de la cual da testimonio el cuarto evangelio).

Entre distintas consecuencias, por ejemplo, esto llevó al papa Gregorio VII a enforzar el celibato de los curas mil años después de Jesús, y a muchos otros a lincharse y auto-flagelar sus cuerpos para 'mortificar', según ellos, el pecado.

Por su parte, el católico Agustín llegó a convertirse en uno arquitectos mentales más dominantes de toda la cutura occidental, hasta el día de hoy. (Agustín también fue la principal influencia de Martín Lutero y de Juan Calvino, dos de los grandes líderes de las reformas protestantes en el silgo XVI,y cuya posición adversa ante lo sexual todavía hoy se sigue sintiendo en círculos evangélicos y neo-reformados.)

Todo esto para decir que debido a trayectoria de teléfono chocho —distorsionado por las voces pesimistas y antimaterialistas del gnosticismo y el neoplatonismo— es que en buena parte asociamos la supuesta manzana prohibida con la sexualidad.

La Manzana Permitida

En gran contraste a estas percepciones negativas, y hasta macabras, los autores de los documentos de la Biblia Hebrea afirmaron que el cuerpo y la sana sexualidad son dones de Dios. (Ojo al calificativo 'sana'.)

El Libro del Génesis afirma que el hombre y la mujer se 'fusionan' (literalmente, en hebreo, wə·ḏā·ḇaq) hasta convertirse en "una sola carne" (2:24). Unión más íntima y profunda, no hay. La humanidad fue creada con bastante libertad, desnuda, con el llamado a cuidar y multiplicar la vida, con el permiso de comer de miles de árboles "placenteros a la vista", y nada más con una única prohibición (que nada tiene que ver con sexo, sino con la tentación de ser nosotros sólos quienes determinamos el bien y el mal sin relación al Altísimo).

Por su lado, el Cantar de los Cantares (un título que más bien debería traducirse como 'el más sublime de los cantares') es un homenaje poético al sano deseo erótico, sensual, emotivo entre una pareja de jóvenes que pareciera ser no han consumado el matrimonio. No teniendo ninguna mención de 'Dios' en sus ocho capítulos, el Cantar de los Cantares es una antología de poemas eróticos que celebran el deleite y la plenitud que se viven en la intimidad sexual en la etapa adolescente.

Históricamente, rabinos han entendido el Cantar de los Cantares como una 'alegoría' del amor de Dios por Israel; mientras que teólogos cristianos (?mal-influenciados por Tertuliano, Orígenes, Agustín, etc.) lo han entendido como una visión del amor de Jesucristo por la iglesia.

(Esta forma 'alegórica' de leer el libro es ligeramente posible; aunque en realidad tiene ligera armonía con otras metáforas de matrimonio divino en la tradición judía y cristiana. El Libro del Apocalipsis, por ejemplo, proclama las 'bodas del Cordero': una metáfora del matrimonio cósmico al final de los tiempos entre el cielo y la tierra, entre Jesucristo y su gente, entre la Fuente de Vida y el universo entero.)

Dicho eso, el significado más pleno y explícito es claro: el Cantar de los Cantares es una celebración sin restricciones de las distintas partes del cuerpo (incluyendo los labios y los senos). También celebra la sexualidad plena y recíproca entre una pareja. Y por eso los eruditos consideran que el Cantar de los Cantares enaltece una visión erótica del mundo y de la vida misma.

El Amor de Dios

Sería exagerado extrapolar y decir que Cantar de los Cantares nos revela algo sobre el amor de Dios. Pero la pregunta al menos queda abierta: ¿De qué maneras y hasta qué punto desea el Eterno a la humanidad con la misma intensidad —o con más intensidad, inclusive— que con la que una persona desea a su querido o a su querida?

El racionalismo griego respondería con un 'NO' rotundo; el dios de Platón y Aristóteles, por ejemplo, era un dios desapegado, inamovible, sin pasión.

Pero el testimonio del profeta Jeremías y el profeta Ezekiel insinúan un gran 'SÍ'. Estos voceros le pusieron alma y letra al clamor de un Dios indignado, sufriendo a corazón abierto por las infidelidades de su esposa Israel. Ambos profetas se valieron  a su vez del escándalo apasionado del drama matrimonial inaugurado por el profeta Oseas. Se nos dice que el Altísimo comisionó a este hombre a juntarse con una mujer de mala reputación para ilustrar el tipo de amor escandaloso y desmedido de Dios hacia su gente (3:1):

"Ve y ama a una mujer que tenga un amante y es adúltera, así como Jehová ama a su pueblo Israel."

En una luz algo distinta, el capítulo 62 del Libro de Isaías pinta con poesía lo que la prosa se queda corta en describir:

Y serás corona de gloria en la mano de Jehová

y diadema de realeza en la mano del Dios tuyo.

Nunca más te llamarán «Desamparada»,

ni tu tierra se dirá más «Desolada»;

sino que serás llamada «Mi deleite está en ella»,

y tu tierra, «La esposa de Dios»;

porque el amor de Jehová estará contigo

y tu tierra será desposada.

Pues como el joven se dedica a su esposa,

así se dedicarán a tí tus hijos;

y como el gozo del esposo con la esposa,

así se gozará contigo el Dios tuyo.


La tierra desposada con un Dios que en ella se deleita; una tierra a su vez amada a través de la dedicación de sus hijos. La tierra, Dios, sus hijos; esposa, esposo, dedicación y compañía... ¿serán estos destellos de un romance sagrado en el cual el Altísimo, los humanos, y la tierra se fusionan en amor y deleite? ¿Imágenes futurísticas de una ciudad del Edén?

No podemos estirar estas metáforas demasiado. Pero tal vez no está de más llevar las imágenes a su conclusión natural y preguntarnos: si entre las personas que portamos la imagen de Dios existe el deleite y el amor erótico apasionado, ¿existirá aún más ese erotismo de Dios para con nosotros? Y, todavía más, ¿desea Dios a la tierra, el universo, y todas las cosas... quiere Dios fusionarse con el kosmos, similar a como dos personas se fusionan durante la unión sexual?

No sé, y la evidencia en las historias y los poemas de la Biblia Hebrea quizás no son suficientes para llegar a conclusiones definitivas; pero, independientemente de lo que hayan creído Tertuliano, Agustín, Juan Calvino, o Jonathan Edwards, tiendo a creer que sí... (De ser el caso, ¡qué bodón!)


 

Que nada de esto se interprete como una luz verde al sexo desaforado, a como ciertos disque-cantantes y empresarios lo mercadean en la actualidad. La pornografía musical y consumista que hoy se apodera de corazones y de mentes débiles no tiene nada que ver con la visión bíblica de la sexualidad.

Que tampoco se interprete como una carta blanca a las relaciones desechables sin afecto, ni responsabilidad, ni compromiso, y —en última instancia— sin corazón.

Lo que sí es cierto es que para nadie es noticia que somos seres sexuales en escencia. Nacimos de la sexualidad y vivimos, entre otras muchas dimensiones, para la sexualidad también, en su sentido más completo: para la multiplicación de la vida, la creatividad, la intimidad, el delite, la conexión plena, la entrega, la trascendencia... El sexo es por eso el poder más grande de todos (y casi siempre el más distorsionado). La sexualidad es talvez la expresión más cercana y más peligrosa de vivir nuestro privilegio y responsabilidad de ser portadores de la imagen de Dios —de un Dios distinto a las versiones del 'dios' castrado de cuerpo y sentimiento que nos ha querido vender la serpiente y sus muchas malas lenguas—.


Para Discusión...

Este bosquejo inicial —y tentativo— requiere más elaboración. No estoy llegando a conclusiones escritas en piedra, sino más bien a abrir preguntas para discusión abierta...

  1. ¿De qué formas y de hasta dónde serán el deseo y la unión sexual indicios, ventanas, señales, degustaciones del deseo del Altísimo por fusionarse con la humanidad y con todo el universo? —en lo que los teólogos orientales de la antigüedad llamaron 'teosis'... la deificación de los seres humanos y de todas las cosas—.

  2. ¿Hasta qué punto ese apetito desmedido por el sexo que vemos en nuestra sociedad de hoy es una reacción (entendible) a siglos de siglos de reprimir y demonizar lo que debió haber sido una sexualidad más sana? ¿Estamos pasando de un extremo a otro; de la absticencia denigrada a la lujuria desmedida?

  3. A la inversa: En una sociedad en la que le hemos vuelto la espalda a Dios, ¿hasta qué punto nuestra búsqueda insaciable (y a veces egoísta) por el sexo se da en reemplazo de una sed existencial que en última instancia sólo la Fuente Viviente puede saciar? ¿Es el deseo sexual (hoy tan pervertido por la cultura pop y regetonera) un deseo por reconectar con Dios.. por regresar al Edén.. por saborear el paraíso perdido?

  4. ¿De qué maneras la sexualidad bien vivida nos permite experimentar y repartir el amor de un Dios que es fuente de vida, colmado hasta más no poder de plenitud superabundante; un Dios que es libre, salvaje, extravagante, y en última instancia indomable...?

  5. ¿Cuál es la relación entre el deseo erótico y el amor de Dios?


 

Para ahondar más en estos asuntos...


  • Walter Brueggemann, Genesis [Interpretation], (Louiville, KY: Wetsminster John Knox Press, 2010)

  • Victor Hamilton, The Book of Genesis: Chapters 1-17 [The New International Commentary on the Old Testament] (Grand Rapids, MI: Eerdmans Publishing Company, 1990)

  • Richard Moberly, The Theology of the Book of Genesis [Old Testament Theology] (New York: Cambridge University Press, 2009)

  • Elaine Pagels, Adam, Eve, and the Serpent (New York: Vintage Books, 1988)

  • Reay Tannahill, Sex in History, revised and updated (Scarborough House, 1992)

  • Paul Tillich, A History of Christian Thought: From Its Judaic and Hellenistic Origins to Existentialism, ed. Carl. Braaten (New York: Simon and Schuster, 1968)

 

Eduardo Sasso es maester en teología interdisciplinaria y el autor de Remix de Cristo, un proyecto redescubriendo el mensaje de Jesús de Nazaret para el mundo de hoy.


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